domingo, 18 de abril de 2010

galletitas y bolsitas de té

Me siento vulnerable, porque en ocasiones no soy tan fuerte como podría ser y no puedo contener ni contenerme. Hoy en la mañana vi esa fragilidad en unos años cansados, en las locuras individuales de mis vecinos, pasos torpes y desiciones extremas. Se filtraban por todas partes, cuando caminaba por el pasillo, los veía escaparse entre las grietas del concreto y oscilar hacia mi en ondas violentas, ruidosas. Algunos encontraron la manera de hacerse mas fuertes, obviaron las fisuras superficiales, y su estructura interna resistió. Pero otros tropezaron, se hincharon y lloraron como si estuvieran recibiendo un castigo inmerecido, quejumbrosos y habladores gastaban la fuerza que necesitarían despues. Su rigidez se hizo cada vez mas acuosa y los envolvió hasta agotar el ultimo músculo.
Entre los afectados me di cuenta que muchos esperaban solos, ojerosos y recién arrancados de sus camas miraban con ojos vacíos sus celulares sin señal. Había una odontóloga ecuatoriana que recien llegó al país, la chica de los gatos que la arañaron porque los bajo dentro de una maleta... unos hombres que llegaban de una fiesta (que tuvo un fin con campanario derrumbado) y otros distinguidos personajes. Todos se reunieron en el primer piso. Choqueados escuchaban las noticias en el celular/radio y comentaban sobre réplicas y parientes lejanos.
En este piso, sin embargo, no habia grieta, esta se fue cerrando a medida que los pisos bajaron y las personas llenaron el espacio con frazadas, gatos, parkas de montañista y batitas de polar. Por suerte yo bajé en mi bolso unas galletitas de chocolate y bolsitas de té, al menos en este edificio no iba a faltar algo dulce ni algo tibio.

No hay comentarios: